miércoles, 10 de julio de 2013

Cicatrices del pasado.





"Cuando llegué a Brunete tendría unos seis o siete años, el pueblo no superaba los 600 vecinos, un centro urbano cuadriculado y unos alrededores tórridos llenos de restos de casas. Aún no había dado tiempo a esconder aquellas ruinas bajo nuevas viviendas, aún no se había echado sobre la historia aquella alfombra del olvido consciente. 

Poco a poco, junto a mi amigo, fuimos descubriendo pequeñas pruebas, guiños de lo que ahí ocurrió en forma de balas, casquillos, granadas sin explosionar e incluso, restos humanos con lo que jugábamos. En los alrededores, como setas en otoño, íbamos descubriendo pequeñas fortificaciones y túneles. En esos momentos aún había memoria viva, aún era pasado y no historia, aún Brunete era conocido por su batalla que fue, en realidad, la de todos nosotros y que sus consecuencias aún hoy son latentes.
Pero a pesar de la inexperiencia y la inocencia de la infancia contaba con un aliado “La curiosidad”. Ella nos llevó a seguir investigando, a preguntar a personas mayores la procedencia de aquellas reliquias bélicas que íbamos acumulando en una caja de madera.

Llegó a convertirse en algo para mí muy personal. Dejé de ver a Brunete como un simple pueblo y en vez de esto, empecé a sentir lo que pudieron sentir aquellas personas que se enfrentaron allí en aquel momento. Me preocupé por lo que pasaron, sufrieron y qué fue lo que sentían cuando se dirigían a matar, porque de esto se trataba. Es una pena que personas que reían amaban y lloraban se convirtiesen por el egoísmo de unos poco en simples números. En la batalla de Brunete murieron 35000 personas (no me gusta decir soldados) en una guerra ideológica pero sobre todo, basada en el egoísmo e intransigencia de unos pocos. 

En Julio de 1937 la guerra en España cumplía un trágico año sobre todo para los defensores de la República que retrocedían en todos los frentes y que en esos momentos a punto estaban de perder las aisladas provincias del norte. Bilbao ya había sido ocupado y sólo quedaban Asturias y Cantabria. Este fue el motivo por el que los republicanos decidieron lanzar el ataque sobre Brunete para obligar a los “nacionales” a desviar del norte parte de sus tropas. 
El resultado de la batalla no es diferente al resto de las batallas a lo largo de la historia; los dos bandos perdieron.
Por suerte, la Razón, la Verdad y la Memoria no tienen sangre con qué desangrarse y su realidad no escampa con la muerte de quienes la tuvieron. Las ruinas de las fotografías son sólo las cicatrices, los fantasmas han pasado a la memoria y quienes no la vivimos seremos capaces de empatizar, tocando sus piedras, con quienes sí la vivieron y ellas dejaron sus vidas.
Por suerte el olvido cuenta con un duro enemigo, la Imagen. Por suerte la Imagen cuanta con un buen aliado, el Fotógrafo. Por suerte el Fotógrafo cuenta con buenas armas, La Conciencia y el Compromiso.


Para mi amigo Dani, el mejor aliado de la Memoria."


Por Alejandro de Pablo, historiador, escritor 
y lo mejor de todo, Amigo... 



































2 comentarios :

  1. Una lástima que para que tengamos esas magníficas fotos, cientos de lugares de nuestro país sufrieran ese mismo destino. Triste resultado de esa horrible guerra, nuestra guerra, la guerra de nuestras familias, de nuestros antepasados. Heridas que hoy en día siguen abiertas en la ideología de algunas personas.

    Un tema muy interesante Dani, unas imagenes como siempre tomadas con mimo y mucho gusto, una gran entrada.

    un fuerte abrazo hermano y no parés!!

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    1. Es una pena que como bien dice Alejandro, por culpa del egoísmo y de la intransigencia de unos pocos, ocurriese ese terrible episodio de nuestro pasado no tan lejano. Porque en una guerra no hay vencedores ni vencidos, hay dolor.

      Muchas gracias como siempre por tu fidelidad... Un abrazo...!!!

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